domingo, 8 de diciembre de 2013

Compromisos de la evaluación educativa.



Los ámbitos y compromisos de la evaluación educativa.

La evaluación educativa reconoce como ámbito o espacio típico aquello que sucede en el aula, demanda estrategias metodológicas precisas destinadas a registrar indicios claros sobre un proceso tan complejo e individual como es el aprendizaje. En el área evaluativa se encuentra una práctica que es frecuente, debido a que mucho docente  no  ha desarrollado la gran variedad de estrategias, instrumentos y herramientas para realizar la evaluación acorde al contenido. 

Existe una tendencia sostenida en el uso de los mismos instrumentos y la exigencia de adecuación de las mismas herramientas para diferentes propósitos evaluativos, con diferentes consecuencias para los alumnos y con el objetivo de consignar el rendimiento o el alcance de diferentes tipos de aprendizajes.

La evaluación adquiere unos compromisos que se pueden centrar en los siguientes tres grandes ámbitos, interrelacionados entre ellos:

Ámbito Didáctico: La función de la evaluación en el ámbito didáctico se ocupa de ayudar a desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje de los discentes en las mejores condiciones posibles dentro del espacio escolar y académico. La evaluación pasa a ser el elemento determinante de la planificación didáctica. Afecta a todos los aspectos de la vida escolar, ambiente de aula, proyecto educativo del centro y proyecto curricular, actividades, medios y recursos, etc. La evaluación en el ámbito didáctico no sólo es un elemento integrante del diseño curricular, sino que es también una ocasión más de aprendizaje para el docente y para el discente.        

Ámbito Psicopedagógico: La función formativa de la evaluación cobra aquí su pleno y más profundo sentido. El aprendizaje se individualiza y al discente se le contempla también, y ante todo, como persona. La evaluación le permite al docente desarrollar su proceso de enseñanza-aprendizaje personalizado y adaptado a las circunstancias de cada discente, o, al menos, de aquéllos que requieran más ayuda, adecuándose a su ritmo de aprendizaje, teniendo en cuenta sus dificultades concretas y exigiéndole unos rendimientos acordes con sus capacidades. La evaluación formativa en el ámbito psicopedagógico permite adaptar las actividades de enseñanza-aprendizaje a las características personales de los discentes, con el fin de ajustar las tareas propuestas a lo que ellos son capaces de hacer. En consecuencia, los docentes no se deben centrar sólo en la valoración de los resultados, sino en averiguar también las causas que alteran el normal desarrollo del aprendizaje de algunos discentes. 

Ámbito Social: La evaluación educativa también tiene repercusiones sociales que afectan tanto a la institución escolar como a la persona del discente. El proceso de la evaluación va ligado a actos administrativos y puede acabar en decisiones transcendentes para el discente como la acreditación, la promoción o la titulación, que afectan de lleno a la vida familiar y al contexto social. Normalmente las decisiones que se derivan de la evaluación acreditativa tienen un carácter esencialmente administrativo. Sirven para certificar los resultados obtenidos por los discentes y comunicar a las diferentes instancias (discentes, familias, administración educativa y sociedad en general) datos sobre el rendimiento escolar.

La evaluación incluye varios objetivos como, conocer el valor educativo y didáctico de la evaluación escolar y su contribución a la adquisición de las competencias básicas, académicas o profesionales. Analizar los ámbitos y compromisos de la evaluación educativa. Fomentar la autoevaluación del alumno como modalidad importante de la evaluación educativa. Conocer las técnicas e instrumentos más habituales para la recogida de información en la evaluación de los aprendizajes y competencias de los discentes.

Se debe de apreciar la importancia trascendental que tiene el docente en la evaluación del aprendizaje y en la adquisición de competencias por parte de sus discentes. También se entiende a la evaluación educativa como un medio de conocimiento y aprendizaje, tanto para el docente como para el discente. Esto hace que el docente comprenda la necesidad de establecer procedimientos innovadores de actuación que conduzcan hacia una nueva cultura evaluadora.

Como docente lo mejor que se puede realizar para con los discentes es evitar el futuro fracaso escolar enseñando la capacidad de aprender a aprender, mediante actividades de evaluación y co-evaluación, evaluar en diferentes ámbitos, dando una educación en valores e implicándose  con las familias. La evaluación externa se debe tomar como una evaluación neutra y la evaluación interna como evaluación única. Y es importante tener en cuenta la información que dá los resultados de la evaluación y trabajar con ellos.
Entre los principales fines de los ámbitos educativos están: Evaluar las capacidades y las competencias del alumno  para poder verificar en que aspectos se puede mejorar. Adecuar el currículum a las diversas necesidades educativas especiales y competencias del alumno.
Se puede decir que el fin de la evaluación educativa es el estar centrada en las características del alumno para cambiar la metodología del docente.

Existe un dilema sobre la calificación contra la evaluación, ya que muchos docentes realizan evaluaciones que no son aptas a los contenidos que están impartiendo en las diversas asignaturas existentes; lo que conlleva a que el alumnado tenga un bajo rendimiento en sus calificaciones. En general, el docente debe estar en constante capacitación sobre las formas de evaluar que existen y el modo en que se pueden aplicar, y sobre todo para que tipo de asignaturas es más pertinente utilizarlas.

La preocupación por los ámbitos de la evaluación educativa no es más que aquella por incrementar la precisión, y por ende la relevancia, de los procesos de evaluación. Se aspira a que las acciones de evaluación educativa resulten efectivas en términos de mejor, es decir, produzcan información significativa sobre aquellos procesos que tienen lugar en el espacio educativo y que por su complejidad no resultan sencillos de abordar.
El docente intenta así, advertir sobre la necesidad de diseñar proyectos de evaluación que atiendan al objeto de evaluación y que desarrollen de manera  simultánea herramientas metodológicas variadas y adecuadas, a la vez que capacidades y competencias específicas en quienes llevan a cabo esta labor.

La evaluación se ha convertido en los últimos años en un elemento central dentro del ámbito educativo, político y social. Al ser la evaluación, en la actualidad, uno de los temas que ha adquirido un gran protagonismo en el área educativa, conlleva a que la evaluación no se limite solamente al espacio escolar, sino que se extienda hacia el resto de las actividades sociales.
Uno de los aspectos que tradicionalmente se tiene acerca de la evaluación es que favorece la generación de aprendizajes mediante un proceso de comprobar la “presencia” o la “ausencia”  de estos en el discente; sin embargo, la evaluación debe estar centrada en el desarrollo de habilidades, competencias y destrezas por parte del discente, lo que permite que el discente con todo su conjunto de conocimientos adquiridos tome el papel protagónico en el proceso, esto es, el interés primordial no es la alimentación del discente con conocimiento, sino que se desea que el discente consiga por medio de sus habilidades, la comprensión de las áreas del conocimiento de su preferencia.

Actualmente la enseñanza está al servicio de la educación, y por lo tanto, deja de ser objetivo central de los programas de enseñanza-aprendizaje la simple transmisión de información y conocimientos hacia el discente; ya que sigue existiendo la necesidad de un cuidado mayor del proceso formativo, en donde la capacitación del alumnado está centrada en el autoaprendizaje, como proceso de desarrollo personal. Cada discente es un ser único, es una realidad en desarrollo y cambiante en razón de sus circunstancias tanto personales como sociales.

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